Enojo, frustración, ansiedad ¿Has experimentado alguna de estas emociones en el trabajo?
Sentir enojo, frustración, miedo, ansiedad y estrés en el trabajo es absolutamente normal, sin embargo, la cultura laboral que predomina hasta ahora impulsa a los trabajadores a reprimir sus emociones y estallar en cualquier otro lugar, menos en la oficina.
¿Qué hacer para no perder el control?
Reconoce lo que estás sintiendo, ignorar tus emociones no te permite asumirlas y transformarlas. Cuando reprimes tus emociones, las potencializas y el riesgo es convertirse en una olla de presión y estallar en el momento menos adecuado.
Tampoco actúes por impulso, será contraproducente si respondes una agresión con otra, por ejemplo. Cuando te enfrentes a una situación que te impacta de manera negativa debes tomarte un tiempo para analizar qué la provoca, qué te hace sentir y cuál es la mejor forma de enfrentarla.
1. El primer paso para aprender a controlar y gestionar tus emociones es conocerlas.
Dedícale el tiempo que necesites a identificarlas y a conocer cuáles son las emociones que te provocan las distintas situaciones a las que te enfrentas, tanto en el trabajo como en tu vida personal. Recuerda cómo te comportaste en situaciones concretas y medita sobre cómo te habría gustado hacerlo. ¿Te pusiste a la defensiva en aquel choque con un compañero de trabajo? ¿Te mantuviste callado en aquella conversación con tu jefe? Haz una lista con estos comportamientos y piensa cómo podrás enfrentarte a ellos la próxima vez.
2. La inteligencia emocional te ayudará a controlar y gestionar tus emociones.
Hay dos grupos de personas: Los primeros se bloquean cuando les invaden las emociones negativas frente a una situación, ya que interpretan estos emociones como algo negativo, y las reprimen. El otro grupo de personas son aquellos que saben interpretar sus emociones como y las canalizan para transformarlas positivamente: cambian sus pensamientos negativos a positivos y tiene la capacidad de comunicarse asertivamente y afectivamene con los demás y esto es una una señal de motivación que hará que su ponencia, reunión o entrevista de trabajo sea un éxito. ¿A qué grupo perteneces?
3. Trabaja la inteligencia emocional… ¡En grupo!
Si la inteligencia emocional tiene enormes ventajas y beneficios en tí… ¡Imagínate en todo un equipo! Tener la capacidad de saber gestionar las emociones consigue aumentar la confianza entre los miembros, el sentido de identidad de grupo y su efectividad… Es el engranaje perfecto que hace que el objetivo del grupo supere las expectativas. Descubre cómo mejorar las relaciones con tus compañeros de trabajo.
4. Tu autoestima, la base de la inteligencia emocional.
Una persona inteligente emocionalmente y que se conoce y acepta, es aquella que confía tanto en los demás como en él mismo. Es aquella persona que aprende a expresar sus sentimientos de forma clara y que aprende de los demás. Que valora las ideas ajenas y que no tiene miedo a exponer las suyas porque también las valora. Es una persona que sabe comunicarse asertivamente.
Ahora te comparto algunas recomendaciones para abordar con Inteligencia Emocional algunos de los sentimientos negativos típicos en el trabajo.
Enojo
El primer paso es identificar qué te está molestando. Si el enojo puede desencadenar tu ira, lo más prudente es despejarte. No te tomes las cosas de manera personal, recuerda observar tus emociones. Toma 5 minutos para salir de la oficina, da una vuelta o simplemente siéntate un momento a ordenar tus ideas y mira la situación con distancia crítica.
Comprende que cada persona ve la situación de diferente forma, recuerda que todos percibimos y le damos un significado diferente a todo lo que nos sucede, esto tiene que ver con nuestra historia y que en nuestro presente se manifiesta en nuestras creencias.
Controlar el enojo no significa reprimirlo, deja que entre la emoción si ponerle toda tu energía, verás como se disuelve, una vez que te has serenado, tienes que actuar. Primero aclara ¿Qué te ha enojado? ¿Está en tus manos controlar la situación? ¿Puedes lograr que otros modifiquen la actitud que te molesta? Si la respuesta es sí, actúa, pero siempre estando relajado.
Ansiedad
Cuando tenemos demasiadas expectativas de las situaciones, y se presentan inesperadas o inciertas pueden causarnos mucha ansiedad. Generalmente involucran circunstancias que están fuera de nuestro control, por ello generan estrés y miedo.
La ansiedad se desencadena cuando pensamos una y otra vez en un tema sobre el que no tenemos oportunidad de acción. Por ejemplo, si te preocupa que a tu empresa le está yendo mal y quizá te despidan, deja de pensar en la difícil situación que enfrentarás si pierdes el trabajo.
En lugar de agobiarte por algo que todavía no ocurre y sobre lo que no puedes influir, dedica tu energía en acciones positivas: recorta tus gastos y abónalos a tus deudas, pon al día tu currículum, piensa en otras formas de ganar dinero. Sé creativo, realiza actividades que te den paz como la meditación o yoga para erradicar el estrés que te esta generando la situación, enfóca tu energía en pensamientos positivos porque éstos te darán emociones positivas.
De un pensamiento se genera una emoción, de una emoción un sentimiento, de un sentimiento un estado de ánimo, de un estado de ánimo un temperamento y de un temperamento la personalidad; tu decides que pensamientos quieres en tu vida que sumen o que resten. Transforma tus pensamientos y transformarás tu vida.
Frustración
Cuando trabajamos duro y no obtenemos el resultado esperado aparece la frustración, que a menudo nos bloquea y nos hace pensar que todo esfuerzo es inútil y que no hay otras soluciones posibles.
En lugar de interpretar las situaciones como "fracasos", míralos como lo que son: Aprendizajes, quien comprende el beneficio realiza el esfuerzo y el ezfuerzo se convierte en entusiasmo. Tómate el tiempo necesario para evaluar la estrategia y aprender del error. Ejercita tu paciencia y prueba otra vez.
Decepción
¿Acudiste a la entrevista y no volvieron a llamarte? ¿Esperabas un ascenso y se lo dieron a otro? Es fácil sentirse decepcionado cuando las cosas no suceden, pero no sirve de mucho estacionarte ahí.
A menudo nuestros fracasos parecen más importantes de lo que son, analiza qué fue lo que no funcionó y decide qué harás diferente la próxima vez. Recuerda que siempre está sucediendo lo mejor y si no se logró es para aprender y con humildad y creatividad seguir brindando siempre la mejor versión de ti para hacer que las cosas sucedan desde la paz y confianza en ti de que puedes lograrlo.
Rechazo
El rechazo duele. Puede disminuir nuestra autoconcepto y seguridad en nosotros, pero también pone a prueba nuestra perseverancia y resiliencia.
Deja de pensar en que otros te descalifican o te juzgan, recuerda que cada quien le da un significado y percibe desde sus condicionamientos, mejor piensa ¿De quién proviene el rechazo? ¿Puedo obtener una crítica constructiva? ¿Es una oportunidad de mejorar? Con humildad acepta los comentarios y gestiona lo que debas mejorar y también con distancia crítica sabes que tomar y que deshechar.
Envidia
Desear lo que otros tienen es un sentimiento negativo en el ámbito laboral, incluso puede ser destructivo.
Limitarse a sufrir por la "buena suerte" de los demás sin tomar acción en mejorar nuestras propias conductas, es un sentimiento inútil. Una persona segura de sus capacidades, que tiene deseos de superarse y crecer es una persona que se reconoce y no sentirá envidia, observará en el otro lo positivo y lo utilizará para ir tras sus propios objetivos y se inspirará de las personas exitosas.
¿Has sentido alguna de estas emociones en el trabajo? Cuéntame como has tratado de gestionarlas
ANA NOVELO
Directora de SEAN Consultores Comunicadora y Consultora Especialista en Desarrollo de Consciencia
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